Bienvenido –
Rodalquilar es diferente.
No importa cuanto tiempo lleves viajando.
No importa lo que hayas visto por el camino. Llegando desde
el pequeño puerto de montaña, el amplio Valle
de Rodalquilar se abre hasta el mar. Respiras hondo. Parece
que el tiempo se detiene. Experimentas una sensación
especial. Esa tranquilidad no se describe con palabras.
Cuando se vuelven a ordenar tus
pensamientos, percibes la esencia de lo
diferente.
Ahí esta la naturaleza con sus aguas y sus
vientos, siempre jugando. La escarpada costa y las montañas
parecen haberse caído hace solo un momento.
En los miles de colores de las rocas y las
piedras, en las montañas y calas se puede
leer sobre la fuerza de la génesis volcánica
- ahora tranquila - tapada con un mar de
flores, después de una de las escasas
lluvias.
El tiempo se detiene. Todo esta en calma. Se puede ver el
silencio. Rodalquilar nos enseña a contemplar y a encontrar
el sosiego.
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